Enseñamos a los niños a leer,
escribir, vestirse o andar en bici, etc. Pero, ¿qué hay de sus
emociones? Educar en emociones positivas puede convertirse en la llave
de la felicidad. Las emociones positivas contribuyen a hacer más
resistentes a las personas frente a la adversidad. Las personas que ante
la adversidad se doblan pero no se rompen, son las capaces de experimentar
emociones positivas incluso en situaciones estresantes.
Muchos problemas de salud
mental tiene un origen emocional, las emociones incomprendidas y
reprimidas nos dañan el cuerpo y la mente. Las emociones siempre se
“educan”, la diferencia es que pueden educarse por sí solas, para bien o para
mal, o bien puedes incidir conscientemente en ellas, ayudándonos a comprender,
transformar y regular nuestras emociones.
La habilidad de hacer una
pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la
vida diaria.
Educar las emociones
Educar en emociones es educar
para la vida. La inteligencia emocional consiste
en disponer de una serie de habilidades para reconocer nuestras propias
emociones y las de los demás y además poder gestionarlas adecuadamente.
Hace unos años, la educación
emocional consistía en aprender a reprimir ciertas emociones y a no permitir
que aflorasen en público. Sin embargo, afortunadamente poco a poco
estamos empezando a descubrir la inteligencia emocional, a darle la
importancia que merece y eso incluye la expresión adecuada de las emociones y
no su represión.
La manera ideal de reducir los
futuros niveles de violencia y de aumentar los de altruismo pasa por un
temprano aprendizaje social y emocional. Si un niño es capaz de
identificar cuáles son sus sentimientos y los de sus compañeros, sabrá
reaccionar de forma adecuada ante los ellos y le servirá de base para
mejorar sus habilidades sociales: para saber qué hacer en qué momento.
La integración de niños con
problemas de sociabilidad pasa por aquí, porque él entienda cómo se sienten los
demás y porque los demás entiendan cómo él se siente. Además, saber
expresar emociones hará que no sea un niño sin voz, que sea un niño que
pida ayuda si se siente en peligro o amenazado.
“No olvidemos que las pequeñas emociones son los capitanes de nuestras
vidas y las obedecemos sin darnos cuenta”
-Vincent Van Gogh-